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He
tratado de coleccionar en un tomo algunas de Ias poesías que he ido
publicando poco á poco en el curso de mi vida, más bien para que no se
pierdan que por otro género de consideraciones; pues mi modesta inspiración
no puede pretender que admires nada en los versos que contiene este
libro, aunque deseo que pases un rato agradable con su lectura.
Quisiera que al final pudieras decir que Pasaxeiras
contiene poesías realmente pasajeras, esto es: ni buenas ni malas.
El lenguaje que empleo es el que me enseñó mi
madre y el recogido entre los campesinos. Así es cómo yo entiendo que
debe hablarse y escribirse en gallego.
Cierto es que hay algunas diferencias en el
dialecto según Ia provincia donde se recoja, y aun á veces varían Ias
palabras más usuales en distintas comarcas de una misma provincia; pero
son tan pequeñas estas diferencias, que siempre se entiende mejor el gallego
que habla
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un aldeano de cualquier
parte de Galicia, que el que dan á luz algunos escritores, inventado,
en su mayor parte, en el bufete, gallegizando palabras castellanas para
salir del compromiso, por ignorar Ias correspondientes gallegas y por
desconocer los giros y modismos de nuestro dulce y hermoso dialecto.
Por esto entiendo que cada escritor debe
escribir el gallego tal y como lo aprendió en su país entre Ia gente
del campo. La misma diversidad de palabras para expresar una cosa ó dar
nombre á un objeto, demuestra Ia riqueza del dialecto.
Y creo que así cumplen bastante Ias
aspiraciones del verdadero regionalismo, porque sin Academias gallegas
para el lenguaje, se puede sentir mucho amor á Galicia y se puede
aspirar á que Ias necesidades de esta encantadora región sean
atendidas por los Gobiernos como ella merece.
Yo no reniego de las Academias gallegas, porque
siempre es útil emplear los conocimientos humanos en la perfección de
lo que está al alcance del hombre; pero se me figura que por mucho que
una Academia purificase el gallego, los aldeanos no dejarían de hablar
como acostumbran y los escritores llegarían á ser cada vez menos
entendidos por los aldeanos.
Por eso opino que debe escribirse en gallego
tal y como se habla por Ia generalidad de nuestros paisanos,
prescindiendo solamente de los defectos físicos de modulación de
algunas personas ó familias y de algunos vicios de pronunciación
empleados en comarcas muy limitadas de Galicia.
En este libro tal vez caeré en más de algún
pasaje en los defectos que censuro. Lo sentiría, aunque sé que soy
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muy
descuidado; pero disculpará dichas faltas el que no alcanza á más mi
talento ni mi inspiración.
Quisiera dedicar este libro á Galicia, el país
de mis amores, por cuyo florecimiento y cultura siento un entusiasmo
grande, tan grande como el del mayor regionalista; pero mi regionalismo
desea que jamás se tienda á aflojar los lazos que nos unen con España.
Yo prefiero ser un español gallego á ser un gallego español. Quisiera
que España nos mirase como hijos, premiando nuestro amor y nuestro heroismo,
atendiendo nuestras necesidades y no abusando de nuestra obediencia y de
nuestra mansedumbre; pero también deseo que los gallegos nos ocupemos
más de adquirir espíritu de asociación para aprovecharnos de Ias
inmensas riquezas que Dios sembró en este suelo privilegiado, que de
discurrir regionalismos que tiendan á disminuir Ia unidad nacional.
Pero Lugo es el pueblo en que nací, es mi
patria, y á pesar de Ias palabras del Evangelio y de que algunos no han
sabido y otros no han querido entenderme, debo mucho á los que están
conmigo, y los recurdos pasados y Ias amistades presentes, me hacen en
él muy agradable Ia vida.
Por esto le dedico este libro, deseando que sea
una piedrecita más en el edificio de Ia literatura gallega.
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