m1valladaresmajina015.html
Os
pelegrinos, non querendo por nada, nin por nadie, faltar as
condicions d'a oferta, buscaron pousada humilde, pra cear e
pasa-l-a noite, como humildemente pasaron. O outro dia, ou sea o
vint'eoito, de madrugada, sacudieron o polvo d'o camiño,
lavaronse, asearons'o millor posible e forons'a catredal;
confesarons'ali e comulgaron; oiron algunhas misas, sin perde-l-a
mayor; n'ela e diante d'a Soledá o Marques orou a Dios e a sua
Nai po-l-o fillo que perdera, dándolles gracias o mismo tempo
po-l-o eisito felís d'o seu voto; Salvio, porque nada malo lle
sucedera durant'a pelegrinacion, porque'inocente resultaba Otilia
e pra qu'esta por él se decidise, s'a Dios conviña; abrazaron o
Sant'-Apostle; visitaron a capilla d'as reliquias e moitas
outras, deron un paseo po-l-os clástros, contemplando dend'eles
as erguidas torres d'aquela gran basílica, especialmente a d'o
relos, e voltos o sagrado tomaron auga bendita e sairon po-l-a
porta d'a Quintan. O Marques tiña cumplida a sua oferta.
Dirigirons'a pousada, pagaron ali o seu pequeno gasto, marcharon
seguidamente a unha fonda pra desaunarse con chocolate, que tempo
habia ja que non tomaran, e foron auto continuo a unha
sastrería, onde cada un encargou traje pra sí, arreglado a sua
posicion n'a sociedá.
A de Sancti-Petri, supoñendo,
segun era de supoñer, qu'os pelegrino-l-a visitarian o
vint'eoito, preparou o home, apenas chegou d'o Pico, e
preparou-no de maneira que, se ben lle contou como o de Rebordan
e o Marques de Tria-Castela viñan a Santiago de pelegrinos, en
complimento d'un voto, e como casualmente s'atoparan n'a
romaría, calou todo o demais ali ocurrido co-eles, pro
añadindo, si, que lles ofrecera a casa e que non sería estraño
chegasen de visita. Sancti-Petri adimirouse non pouco d'a novedá
d'o caso e fijo a sua muller varias preguntas que contestou esta
sin gran esforzo, estudiado, cal habia, as respostas po-l-o
camiño, contando con que ll'as faría. Os pelegrinos deseaban
volver a falar co-as de Sancti-Petri, mayormente Salvio;
ensayáronse tamen n'o qu'habian de falar, tendo en conta a
indicacion d'a nai d'Otilia, e dando o relos d'a catredal as
doce, presentáronse, segun estaban, pois outros trajes n'os
tiñan. Como a visita s'agardaba, sairon imediatamente a sala
Sancti-Petri e a sua muller; d'alí a pouquiño, saeu Otilia,
ningun se sorprendeu, solo Sancti-Petri mostrou algun adimiro que
desapareceu o golpe. Houbo as ceremonias e cumplidos de rigor en
tales casos, e ja sentados todos, Salvio, como de mais confianza
e antiguo n'aquela casa, tomou a palabra e dijo:
Acabamos de dar por terminada la
oferta hecha y, dentro de dos ó tres dias, tan luégo nos lleve
el sastre un traje que cada uno de nosotros le ha encargado,
tomaremos el coche de la Coruña y nos irémos á Madrid.
Dispénsennos, pues, Vds. si venimos á saludarles en traje
todavía de peregrinos.
El traje no hace al monje contestou a de
Sancti-Petri, y aunque Santiago ofrece poco,
cual no ignora V., una vez que están aquí, descansen Vds.
algunos dias más. Con eso tendremos el gusto de ver no es esta
la última visita, y hasta que el Marqués nos honre á comer un
dia. V., Salvio, no necesita que le convidemos, sabe ya que puede
venir cuando y como se le antoje.
Gracias, señora.
Sí, Marqués añadeu Sancti-Petri, mi mujer y yo tendríamos suma complacencia en que
V. Nos favoreciese un dia á comer, y si Vds. se empeñan en
marchar tan pronto, como dice Salvio, que ese dia fuese el de
mañana mismo.
Por mí, con mucho gusto; el
amigo Salvio dispondrá. En esto, como en todo, me tiene siempre
á sus órdenes.
Bien. Mañana aquí vendremos á
comer contestou Salvio.
Logo, Sancti-Petri e a sua muller
puserons'á falar de cousas indiferentes c'o Marqués, e Salvio,
acercándos'a Otilia, dijolle.
Noto con satisfaccion, Otilia,
que ni los años ni los infortunios dejan apénas huella en el
rostro de V. Encontré ayer y encuentro á V. como en sus mejores
días.
Galante era V. un tiempo y veo
que continúa siéndolo todavía, á pesar de hacer muchísimo
que no nos vemos, tanto, que le desconocí ayer y desconocería
aún si V. no se diese á conocer. Vienen Vds. tan maltratados
del viaje, y luégo esa barba que casi les oculta el rostro...
Soy el de siempre para Otilia.
Habrá cambiado mi exterior; mi interior, nó; es el mismo.
¿Cambió Otilia?
¿Ignora V. cuánto he sufrido?
Ignoro quién sufrió mas. No
hablemos de lo sufrido; hablemos del corazon de la hermosa Otilia
hácia el pobre Salvio.
¡Hermosa! Dicen que lo fuí un
tiempo, cuando yo tenía diez y seis años, y concluyó con ellos
mi hermosura. Hoy, amigo mio, me conceptúo una vieja. Tengo
treinta y dos.
Diez más tengo yo.
Los hombres siempre parecen bien
y se gastan ménos que nosotras las mujeres. V. fué siempre de
una conducta irreprensible, ejemplar y yo... yo, á los ojos de
V. debí aparecer culpable muchos años. El primer patrimonio de
la mujer es el honor, y yo he sido deshonrada...
Probada está su inocencia.
La mancha queda siempre.
Cualquiera con esa mancha puede
ser esposo de Otilia, y yo, si no fuesen mis cuarenta y dos, la
quisera aún por esposa.
Yo..., si no fueran mis treinta y
dos, quisiera tambien por esposo á Salvio contestou ela,
baijando os ollos e facendo un nudo n'a punta d'o pano que
traguía posto.
A nai, qu'atendía o Marqués e o
que decia Otilia, inclinous'escontra Salvio e faloull'así o
oido.
¿No se lo dije á V.? ¿No le
dije un dia que no era tarde?
Tambien pudo V. haberme dicho
entónces algo más respondeulle Salvio d'igual maneira.
Logo este, dirigindos'outra ves á
Otilia, preguntoulle:
¿Cuando nos casamos, pues?
Cuando quiera Salvio.
¿Dentro de ocho dias?
Cuanto ántes.
¿Lo anuncio?
No hay inconveniente.
Marqués dirigindos'estonces á
éste, ¿quiere V. saber una cosa?
Diga V.
Que no podemos marchar ya cuando
pensábamos.
¿Y eso?
Porque me caso con esta
señorita.
¿Tan pronto se arregló V. con
ella?
Años há que venimos
arreglándonos; pero hoy ha sido la decisiva.
Por parte de V., creo buena la
eleccion.
Gracias, señor Marqués dijo
Otilia.
Seguidamente, añadeu aquel:
Respecto de esta señorita, ya
habrá estudiado á usted y no necesitará de que yo le abone.
Bien, pues: nos detendremos. Arreglen ahora Vds. el dia de la
boda y padrino no se busque, pues quiero serlo yo.
Ninguno mejor dijeron á unha
todos.
E acordouse celebra-l-a n'a
primeira semana de San Joan, poi-l-o mes de Mayo estaba
rematándose, habia que tirar despacho e dispoñer algunhas
outras cousas. Co-esto, a visita foise prolongando as duas, hora
de comer en Santiago, e vindo-a o Marqués n'un d'os relojes d'a
casa, dijo á Salvio:
Amigo mio, estos señores
querrán comer y no es razon les molestemos más; por otra parte,
una vez que el viaje se suspende, tiempo tiene V. para
desquitarse del que nuestra peregrinacion le haya robado.
Otilia e Salvio rironse. Ergueus'o
último d'o sofá en qu'estaba, erguéronse todo-l-os demais e
despidindos'entre sí con apretons de mans, ofrecementos e
cumplidos, colleron os pelegrinos os seus sombreiros, agarraron
os bordons que fora d'a sala deijáran arrimados o recanto d'un
pasadizo, e baijando a escaleira camiñaron pra a fonda.