Despois do "momento" de maio-xuño 1973 hai
outro, máis espallado, estudiado xa noutro lugar (nota 1). E desde
finais de 1973 até xaneiro 1975, pasa un ano en que a presenza de
Castelao en Barcelona, e tememos, por simpatía, que en Cataluña é
mínima: con todo, a súa figura aparece dúas veces.
En 1972 editouse o libro Testament a Praga,
de Teresa e Tomàs Pàmies, Premio Josep Pla de Narrativa 1971: baseado
no diario de Tomàs Pàmies reescrito pola súa filla, a obra, éxito de
crítica premio de narrativa Serra d'Or e de vendas, documenta os
conflitos que se desenvolveron nos medios do Partido Comunista Español,
no Partit Socialista Unificat de Catalunya, a póla catalá do PCE, e,
por extensión, nos partidos comunistas occidentais a raíz da invasión
de Checoslovaquia en agosto de 1968 polas forzas do Pacto de Varsovia.
Anteriormente, Teresa Pàmies (Balaguer, 1914) publicara dous libros que
pasaran cáseque desapercibidos: La filla del prés (Premio President
Companys dos Xogos Florais de Marsella en 1967) e La dona del prés
(1971, retirado rapidamente pola censura). En maio de 1974 aparece outra
obra súa: Quam erem capitans. (Memóries d'aquella guerra), coa que
gaña o Premio Joan Estelrich dese ano, concedido polo Grupo Mundo. En
certa maneira polémico por xustificar a represión levada contra o
P.O.U.M. (Partido Obreiro de Unificación Marxista) e ser, asemade, unha
resposta, de menos categoría literaria e política, á anti-stalinista
Homenaxe a Cataluña, de George Orwell, obra aproveitada polos
historiadores franquistas para todo tipo de manipulacións. O libro de
Teresa Pàmies, máis que polos recordos da pre-guerra e da guerra
civil, interésanos polo que conta nas páxinas 109-111, cando narra a
viaxe propagandística que fai a Nova Iork como representante da JSU á
procura de financiación para a causa da República. (Recordemos ao
lector que en 1982 Teresa Pàmies, autora de perto dun centenar de
libros maiormente en catalán, publicará Rosalia no hi era, crónica
dunha viaxe a Galiza da que existe versión galega (21).)
Abans de proseguir el viatge a Poukeeppsee, on es
trobava l'aristocràtic col.legi de senyoretes Vassar College, restàrem un
parell de dies a Nova York. Els gratacels des del port eren un meravellós
espectacle, de lluny, però un cop ficats en aquells carrers estrets, els
gratacels no es veien. No deixaven entrar el sol i, com que era a l'estiu,
s'agraïa, però aquella ciutat tan original era aclapadora. D'aquells dos dies
recordo, sobretot, un pic-nic a l'Ulmer Park, organitzat per "Sociedades
Gallegas Unidas". Mai o havia vist jo tanta gent reunida al camp, entre
quioscos improvisats on es venien hot-dogs i caldo gallego, una mena de
"Fête de l'Huma". Aquell dia, al fons del Park s'alçava un escenari
que tot el matí fou ocupat per cantaires, balladors i show-men. A començament
de la tarda hi van pujar les veritables vedettes del programa, aquells per als
quals havien fet cap al Ulmer Park dotzenes de milers d'espanyols emigrats a
Nova York: Castelao i dos anarquistes de la nostra delegació: Fèlix Martí
Ibàñez i Serafí Aliaga.
Jo coneixia el nom del multifacètic Alfonso R. Castelao. Els seus gravats sobre
la guerra civil, especialmente les escenes dels primer dies, eren ja mundialment
famosos. Recordaré sempre, entre tots, aquell que es titulava: "La darrera
lliçó del mestre".
Castelao fou rebut pels seus paisans de Nova York amb un entusiasme delirant. Va
parlar la seva llengua i només aquest detall va arrencar tones de llàgrimes
als enyorats gallecs i gallegues de Nova York. Castelao fou un gran agitador; no
pas perquè tingués el posat ni el gest. Físicament no impressionava gaire,
era escanyolit i miop, tal com ell s'autocaricaturava. Agitava per la força del
seu verb. En lloc de parlar, pintava, dibuixava i les imatges que sortien del
seus llavis eran fidels i escruixidores com les de la seva ploma.
[...]
Pocs dies abans, un dia d'agost de calor xafogosa, s'havia celebrat una
manifestació monstre en solidaritat amb Espanya, però la veu cantant la duien
els socialistes nadius, majorment jueus d'origen europeu. [...] També aquell
dia, abans de dissoldre's la manifestació, va parlar el gran Castelao, conegut
pel públic nord-americà pels seus dibuixos i gravats, que el Ministeri
d'Informació de la República Espanyola havia editat en magnífic àlbum.
(Quam erem capitans. Memóries d'aquella guerra,
Barcelona, Dopesa, 1974, p. 109-111.)
|
En xuño de 1974, Álvaro Cunqueiro glosa
As
cruces de pedra na Bretaña, recentemente publicada por Edicións Castrelo, na
sección "Laberinto & Cía", que mantiña ininterrompidamente
desde 1966 con menos frecuencia nos anos
1970-1971 en
Destino, semanario no
que colaboraron escritores galegos ou nacidos en
Galiza como José María
Castroviejo, Valentín Paz Andrade, Vicente Risco, Carballo Calero, Augusto
Casas, Álvaro Ruibal, José María Rodríguez, Manuel Casado Nieto, Xosé
María Álvarez Blázquez, Francisco Fernández del Riego, Aquilino Iglesia
Alvariño, Xosé Luis Franco Grande, Xosé Landeira Irago, Xosé Fernández
Ferreiro, Xavier Costa Clavell, Carlos Martínez Barbeito, Augusto Assía,
Ramón Otero Pedrayo, Domingo García Sabell, etc. Nel, nos anos 60, dábanse
noticia ou reseñábanse novidades bibliográficas galegas e, nos 70, da man de
Xavier Fábregas e os seus colaboradores da sección de teatro, aparecía toda
manifestación teatral galega en Cataluña, ou certames como a mostra de
Ribadavia. É dicir, a presenza galega non se limitaba aos artigos a maioría
sen recoller que semana tras semana entregaba Álvaro Cunqueiro en
"Laberinto & Cía". Ou en colaboracións sen esta rúbrica,
sobretodo en números especiais dedicados a Molière, Shakespeare, Dickens,
Sherlock Holmes, a Bela Otero, Napoleón, Venecia, o ouro romano en Galiza ou a
Rapa das bestas.
Durante varios anos "Laberinto & Cía" expuña un só tema: a
partir dos anos setenta adoita a tratar, como mínimo, tres, de diversa
extensión. No número 1914, do 8 de xuño de 1974, fala de "Castelao y los
cruceros bretones Los sicofantes El trigo". Acompañado da reprodución
do deseño de Castelao do "Calvario de Tronoën". O primeiro dicía:
Castelao y los cruceros bretones
En 1919 Castelao viajó por Bretaña y de aquel viaje nació un libro ilustrado
por él, sobre las cruces de piedra en la Armórica. Este hermoso libro era como
una preparación de Castelao para otro que se había prometido a sí mismo sobre
las cruces de piedra en Galicia. Los cruceros gallegos son bien diferentes de
los bretones, especialmente los llamados "calvarios", verdadero Nuevo
Testamento en piedra, con escenas del nacimiento, vida, pasión y muerte de
Jesús, complicados retablos. Castelao llevaba en la mente y el corazón el
parentesco antiguo, supuesto, entre los pueblos de ambos finisterres, y la
convicción de estrechas y continuadas relaciones entre las naciones asomadas a
la ola siempre recomenzada del Océano. Castelao quiere ver que el tipo de
crucero de Bretaña es idéntico al de Galicia, y se dice que no puede ser pura
casualidad, explicándonos que "teniendo en cuenta que en Galicia hay
cruceros muchos más antiguos que en Bretaña, es fácil conjeturar que si los
bretones armoricanos trajeron por el camino de Santiago los 'lais' y la 'materia
de Bretaña', llevaron a cambio los cruceros". Y dado que ellos, los
bretones, y nosotros, los gallegos, somos celtas, "de la misma simiente, en
tierras hermanas, nacieron los mismos frutos".
Así estaba el asunto, dejando aparte lo típicamente bretón, los cruceros
púlpito y los calvarios por otra parte modernos; quizá el más antiguo es el
de Tronoën, finales del XV, y el más reciente el de Pleyben, mediados del XVII. La verdad es que los gallegos no somos tan celtas como pensaba Castelao,
y que hay suficientes diferencias entre los cruceros gallegos y los bretones,
para concluir que nos hallamos ante dos concepciones diferentes de la vida y de
la muerte. El propio Castelao se dio cuenta de que en los cruceros de Bretaña
no aparecen, como en los gallegos, alusiones al Purgatorio: "Os cruceiros
bretóns non teñen almiñas coma os nosos", esas ánimas que asoman entre
las ondulantes llamas del castigo. (Un tío abuelo mío regaló un retablo de
las ánimas del Purgatorio para una iglesia de su patronato, en el Arcedianato
de Miranda, y entre las ánimas que sufrían tormento, metió a dos parientes
suyos con los que andaba en pleito, a un abogado de Lugo, a un deán de
Mondoñedo, a una cupletista copiada con su escote en una estampita de las que
regalaban con las cajas de cerillas, y, finalmente, le rogó al escultor que lo
incluyese a él, con su barba partida, vistiendo uniforme de infantería, en el
cuello rojo el "6" del regimiento de Saboya, en el que servía de
comandante cuando le llegó el retiro. Aún está allí, en la Iglesia de Bían,
entre dos llamas.)
Gran parte de los calvarios bretones, dicen que los que tienen espinoso el
fuste, son llamados "cruceros de la peste", porque fueron construidos
en los días terribles de la peste bubónica, y de otra que se llamó del
vómito rojo. Desaparecidas las pestes ya no volvieron a construirse más
calvarios. Hay algún calvario en el que, en cada una de la cuatro esquinas,
monta guardia un jinete. Estos montados parecen ser Carlomagno, Santiago, San
Jorge, y para sorpresa de muchos aquel condestable Du Guesclin, "fleur de
la chevalerie", que estuvo en las Castillas con el bastardo de Trastamara.
Había prometido viajar a Santiago, pero luego no hizo la romería. La vieja
canción dice que Dios maldiga a los ingleses que lo mataron:
"Dieu le Père sy les maudit!
Chascun doit de noir vêtir et querre.
Pleurez, pleurez, fleur de la chevalerie!"
Pero el viaje de Castelao es muy hermoso, y
bellos son los dibujos de las cruces, de los púlpitos, de los grandes
calvarios. Soñaba con la fraternidad de estas tierras, extremos del mundo
conocido, y con que los pueblos que las habitaban tenían la misma raíz
vagabunda y los mismos sueños melancólicos. Pueblos que habían llegado a los
finisterres para poder ser los primeros en navegar a las islas transeúntes de
la Eterna Juventud, que surgían doradas a poniente. Sueño de pueblos viejos, y
aún en el alba de la historia.
(Destino, núm. 1914, 8 de xuño de 1974, p.
31.32.)
|
Este é o segundo e último texto sobre Castelao
publicado en Barcelona que encontramos en 1974. Mais o ano seguinte
aparecerían, durante varios meses, novas referencias ao rianxeiro: delas
daremos conta nos próximos capítulos e, posteriormente, nos apéndices.
|